Margarita, está linda la mar, y el viento lleva esencia sutil de azahar; yo siento en el alma una alondra cantar: tu acento. Margarita, te voy a contar un cuento. Éste era un rey que tenía Una tarde la princesa La quería para hacerla Las princesas primorosas Pues se fue la niña bella, Y siguió camino arriba, Cuando estuvo ya de vuelta Y el rey dijo: "Qué te has hecho? La princesa no mentía. |
Y el rey clama: "No te he dicho que el azul no hay que tocar? Qué locura! Qué capricho! El Señor se va a enojar". Y dice ella: "No hubo intento: Y el papá dice enojado: La princesa se entristece Y así dice: "En mis campiñas Viste el rey ropas brillantes, La princesita está bella, *** Margarita, está linda la mar, Ya que lejos de mi vas a estar, [Bahía de Corinto (Nicaragua) |
Vivió envuelto en una inmensa popularidad y ejerció una gran influencia el los poetas de su siglo.
Visitó Europa en 1892; vivió en España y Francia. Introdujo una revolución en la métrica castellana; es un verdadero creador a base de la musicalidad; combina versos con acentos y rimas a capricho. Gusta de los esdrújulos y de los bellos adjetivos.
De su obra podemos citar: Azul (1888), Prosas profanas (1896), Cantos de vida y esperanza (1905), El canto errante (1907), Poema del otoño (1910). Tanto en su poesía como en su prosa (Los raros, 1896; Autobiografía, 1912) renueva el lenguaje poético y lo abre a influencias extranjeras (sobre todo francesas), haciéndolo más musical y sonoro.