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Félix Lope de Vega y Carpio

foto Lope de Vega
(1562-1635)
Semblanza

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A mis soledades voy
A mis soledades voy,
de mis soledades vengo,
porque para andar conmigo
me bastan mis pensamientos.

No sé qué tienen la aldea
donde vivo y donde muero,
que con venir de mí mismo
no puedo venir más lejos.

Ni estoy bien ni mal conmigo,
mas dice mi entendimiento
que un hombre que todo es alma
está cautivo en su cuerpo.

Entiendo lo que me basta
y solamente no entiendo
cómo se sufre a sí mismo
un ignorante soberbio.

De cuantas cosas me cansan
fácilmente me defiendo,
pero no puedo guardarme
de los peligros de un necio.

Él dirá que yo lo soy,
pero con falso argumento,
que humildad y necedad
no caben en un sujeto.

La diferencia conozco
porque en él y en mi contemplo
su locura en su arrogancia,
mi humildad en mi desprecio.

O sabe naturaleza
más que supo en otro tiempo
o tantos que nacen sabios
es porque lo dicen ellos.

"Sólo sé que no sé nada",
dijo un filósofo, haciendo
la cuenta con su humildad
a donde lo más es menos.

No me precio de entendido,
de desdichado me precio,
que los que no son dichosos
¿cómo pueden ser discretos?

No puede durar el mundo,
porque dicen, y lo creo,
que suena a vidrio quebrado
y que ha de romperse presto.

Señales son del juicio
ver que todos le perdemos,
unos por carta de más,
otros por carta de menos.

Dijeron que antiguamente
se fue la verdad al cielo;
tal la pusieron los hombres
que desde entonces no ha vuelto.

En dos edades vivimos
los propios y los ajenos;
la de plata los extraños
y la de cobre los nuestros.

¿A quién no dará cuidado,
si es español verdadero,
ver los hombres a lo antiguo
y el valor a lo moderno?

Todos andan bien vestidos,
y quéjanse de los precios,
de medio arriba, romanos,
de medio abajo, romeros.

Dijo Dios que comería
su pan el hombre primero
con el sudor de su cara,
por quebrar su mandamiento;

y algunos, inobedientes
a la venganza y al miedo,
con las prendas de su honor
han trocado los efectos.

Virtud y filosofía
peregrinan como ciegos;
el uno se lleva al otro,
llorando van y pidiendo.

Dos polos tiene la tierra,
universal movimiento;
la mejor vida, el favor,
la mejor sangre, el dinero.

Oigo tañer las campanas
y no me espanto, aunque puedo,
que en lugar de tantas cruces
haya tantos hombres muertos.

Mirando estoy los sepulcros,
cuyos mármoles eternos
están diciendo sin lengua
que no lo fueron sus dueños.

¡Oh, bien haya quien los hizo,
porque solamente en ellos
de los poderosos grandes
se vengan los pequeños!

Fea pintan la envidia,
yo confieso que la tengo
de unos hombres que no saben
quién vive pared en medio.

Sin libros y sin papeles,
sin trastos, cuentas ni cuentos,
cuando quieren escribir
piden prestado el tintero.

Sin ser pobres ni ser ricos
tienen chimenea y huerto;
no los despiertan cuidados,
ni pretensiones ni pleitos;

ni murmuraron del grande
ni ofendieron al pequeño;
nunca, como yo, firmaron
parabién ni pascua dieron.

Con esta envidia que digo
y lo que paso en silencio;
a mis soledades voy,
de mis soledades vengo.

¡Cuántas veces, Señor!
¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,
y cuántas con vergüenza he respondido,
desnudo como Adán, aunque vestido
de las hojas del árbol del pecado!

Seguí mil veces vuestro pie sagrado,
fácil de asir, en una Cruz asido,
y atrás volví otras tantas atrevido,
al mismo precio que me habéis comprado.

Besos de paz os di para ofenderos,
pero si fugitivos de su dueño
hierran cuando los hallan los esclavos,

hoy, que vuelvo con lágrimas a veros,
clavadme vos a vos en vuestro leño
y tendréisme seguro con tres clavos.

Un soneto
Un soneto me manda hacer Violante,
y en mi vida me he visto en tanto aprieto;
catorce versos dicen que es soneto,
burla burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto,
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo y aún sospecho
que voy los trece versos acabando;
contad si son catorce y ya está hecho.

Semblanza
Félix Lope de Vega y Carpio, poeta dramático español. Nació en Madrid de padres humildes el 25 de noviembre de 1562 y murió el 27 de agosto de 1635. Su vida fue sumamente agitada y llena de lances amorosos. Estudió con los jesuitas de Madrid (1574) y cursó estudios universitarios en Alcalá (1576), aunque no consiguió el grado de bachiller. Cultivó todos los géneros, pero sobresalió especialmente en el teatro, para el que escribió más de 1,500 comedias. Compuso versos en tal abundancia, que mereció en su tiempo los sobrenombres de Fénix de los Ingenios' y Monstruo de la Naturaleza, atribuido éste último al propio Cervantes.

Su obra, en conjunto juvenil y cordial, tiene un gran valor poético, conseguido con un estilo natural y sencillo. Algunas de sus obras: Fuente ovejuna, Peribáñez, El caballero de Olmedo, La buena guarda, El acero de Madrid, La siega, Rimas humanas, Rimas sacras, La Gatomaquía, La Arcadia y La Dorotea.

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